miércoles, 23 de enero de 2013

El lobo, naturaleza majestuosa

Quiero señalar que tenemos muy cerca nuestro a estas majestuosas criaturas, nuestras mascotas amadas están emparentadas con estos majestuosos animales. Pero esta cercanía no es a la que me refiero acá sino a esa compañía interior que nos lleva a reconocernos unos seres en otros. Ya la literatura plantea la lucha interior de esta criatura y nuestra visión de nosotros mismos, su presencia en nuestro arte es evidente.

En el conocido poema de Rubén Darío ["Los motivos del lobo"](http://www.poemas-del-alma.com/los-motivos-del-lobo.htm) podemos encontrar una referencia de como muchos encuentran en esta criatura hermosa  un reflejo de nuestros temores y demonios; pero pocos son pues lo que en el encuentran ella las más grandes aspiraciones del ser y muchos menos las que aceptan tal naturaleza aun con tristeza como lo hace San Francisco de Asís.

Pero no es para aprender sobre lobos que escribo esto, para ese fin les servirá mejor alguna de estas referencias [El Comportamiento Social del Lobo](http://alojoptico.us.es/portaleto/Lobos/index.htm),  [Lobo ibérico](http://www.remesal-ctr.es/el-lobo_30878.html), [Lobopedia](http://www.lobopedia.es) de acá obtendrán mucha información de este compañero de tiempos inmemoriales.

Una de las cosas que más llama la atención sobre la nobleza de tal criatura es esta cita de este poema:
...En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tal pureza del alma (que se considera propiedad exclusiva del hombre) que no poseemos, nos lleva en esto ventaja pues ya nosostros no podemos alcanzar semejante union con el mundo como si puede el lobo. Esa simplesa bestial a la que tanto temenos es más pura que la nuestra que a fuerza de "civilización" nos ha domado hasta convertirnos en como este poema bien lo expresa seres sin libertad y sin esta "pureza del alma" presa del mal verdadero del que no podemos huir pues en notros reside.
...me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Pero un ser de tal pureza es pues vivir entre la ente que no lo entiende y que por el contrario esta lejos de la santidad que el lobo recibe a bien del santo.
...déjame existir en mi libertad
Es esta puereza proiveniente de la aceptación de su naturaleza, no de separacion como nosotros pretendemos al negarnos a nosotros mismos. Los falsos pacifistas de hoy deberian saber que en estados "civilizados" ahí se admiraban y fomentaban también la fuerza, la fiereza y la violencia además de la sabiduría. En la doctrina cristiana el ser humano desconocia inicialmente la diferencia entre bien y mal, no fue sino hasta despues de consumir del árbol de este fruto que fueron desterrados. Es evidente hoy, y debemos reconocerlo, que tal conocimiento no nos a llevado de regreso al paraíso. Pero esta disertación sobre el concepto del bien y el mal debera quedar para otra ocasión.


En "El lobo estepario (Der Steppenwolf, en alemán)" [http://es.wikipedia.org/wiki/El_lobo_estepario] una de las más célebres novelas del escritor suizo alemán Hermann Hesse. El personaje princial plantea la dualidad de su ser hombre-lobo; pero la pretendida doble naturaleza de Harry es una ficción. El lobo estepario es una falacia. En la dualidad hombre-lobo no se pueden introducir lo espiritual y lo sublimado del hombre y lo instintivo, lo fiero y lo caótico de lobo. La vision del personsaje es pues una tentativa de racionalización de los aspectos hoy menos aceptables de nuestro ser. Identidad y naturaleza verdadera es una de los temas de la novela, un tema que nos deberia interesar a muchos. Pero este asunto de la composicion del ser es tema de muchos tratados que no vienen ahora al caso.


La presencia del lobo en la cultura es patente al rededor de mundo y atraves de distintas eras. Para los iberos es el perfecto símbolo del guerrero y del guía en el más allá, a semajanza de su papel en la cultura egipcia, portaban imagenes de estos en sus armaduras. Los indios americanos ven al lobo como un animal enviado para protegerlos. El poder y el valor de los lobos, son rasgos que los indios desean tener entre su gente. La comunidad de la manada de lobos es algo que los indios quieren llevar a su propia tribu. En la leyenda de la fundación de Roma los gemelos Rómulo y Remo, son rescatados del río Tíber, por una loba y la cual los criaría como si fueran sus propios cachorros. En la mitología escandinava a Odín, el dios principal, también se asocia al lobo en múltiples ocasiones, llegando a adoptar su forma. Lo acompañan siempre dos lobos, Gere y Freke, a los que alimenta en el banquete de los guerreros que han muerto con honor, en el Valhalla. En la cutura e historia de esparta el nombre de Licurgo, dador de la leyes que dieron origen a la grandeza de su cultura, puede traducirse como lobo-trabajador o lobo-feroz. Los espatanos veneraban tambien a Apolo que era asociado con el lobo. En la cultura China igualmente se conocía un lobo celeste (la estrella Sirius), guardián del palacio celestial (la Osa mayor). En ciertas regiones del Japón fue invocado como protector o mensajero divino.


De las observaciones de su comportamiento podemos tambien extraer cosas interesantes. El lobo es un superdepredador que ocupa, en su hábitat natural y sin competencia del hombre, la parte superior de la pirámide nutricional. En lo referente a su relación con otros congéneres, el lobo (Canis lupus) presenta niveles de organización muy variables que oscilan desde el individuo solitario hasta la manada. Algo que ya no podemos decir de los indiviuos en muchas sociedades humanas, en las que vemos individuos completamente incapaces de socializar. En manada alcanzan un grado de coordinación que las empresas con todas sus más delantadas estrategias y estudios de psicología social no han podido alcanzar.

En la manada (http://www.lobopedia.es/estructura-social-lobos/) se aprecia un verdadero comportamiento social, estableciéndose relaciones jerárquicas entre los individuos, con intenso y constante intercambio de información, conductas fuertemente ritualizadas y una auténtica cooperatividad en tareas como el cuidado parental y la caza. Son al mismo tiempo capaces de vivir en solitario, y de conservar su invidulaudad aun dentro de la manada. En libertad los lobeznos abandonan el núcleo familiar y llevan una vida como cazador solitario hasta conseguir emparejarse, tras lo que con el nacimiento de las primeras camadas forman nuevas manadas de las que son machos dominantes. Muy distinto al comportamiento de rebaño y las incapacidades para formar nucleos familiares estables al que tienden hoy las sociedades humanas conforme aumenta su grado de "civilización" y el "progreso" económico y científico-tecnológico invade e incluso suplanta muchos aspectos de las culturas primigenias.

La manada esta fuertemente jerarquizada, es liderada por dos individuos que están en lo más alto de la jerarquía social: el macho alfa y la hembra alfa. La pareja alfa tiene una gran libertad social en comparación con el resto de la manada. Aunque no son líderes en el sentido humano del término, ayudan a resolver cualquier disputa dentro de la manada, y disponen de un gran control de los recursos, como la comida, y aún más importante, mantienen a la manada unida. Poseyendo fuertes instintos de compañerismo, el resto de la manada normalmente los sigue. La supervivencia de la manada depende de la sabiduría y el liderazgo de la pareja alfa. En las sociedades humanas, incluso en los grupos mas elementales se hace muy dificil establecer relaciones de tal tipo por las tendecias individualistas y por hecho de que los intereses creados mas allá de los naturales se sobreponen a los primordiales.

El orden del rango se establece y mantiene a lo largo de una serie de peleas ritualizadas y posturas mejor descritas como una intimidación ritual. Los lobos prefieren una guerra psicológica al combate real y el alto rango se basa más en la personalidad o actitud que en el tamaño o en la fuerza. Como se mantiene y se hace cumplir el rango varía ampliamente entre manadas y entre animales individuales. En grandes manadas llenas de animales tratables, o en un grupo de animales jóvenes, el orden del rango pueden cambiar casi constantemente, o incluso puede ser circular. La pérdida del rango puede ocurrir gradual o repentinamente. Un lobo más viejo puede simplemente elegir apartarse cuando un retador ambicioso se presenta, cambiándose el rango sin derramamiento de sangre.

La manada es en organización una autentica meritocracia, así que los individuos de orden jerárquico más alto son también los que tienen mayores responsabilidades, los más capaces, astutos, fieros y fuertes, los mejor capacitados en resumen. Cuanta diferencia tiene esto en relación a los grupos humanos donde una meritocracia es casi improbable de encontrar. Puede sonar absurdo, pero el animal racional no puede mantener una sociedad armoniosa al igual que sus "hermanos", los cánidos irracionales.

martes, 22 de enero de 2013

La fe y sus síndromes

Cada uno de nosotros reconocer en los demás la virtud y corregir en si mismo los vicios que posea. Pero como cada aspecto de la vida humana se encuentra plagado de muestras de vicios y virtudes - conceptos se encuentran supeditados al contexto social cultural e histórico en nos movamos - no puede la fe escapar de tales cosas.

Hemos visto a la moral y la ética plagada de vicios en distintas épocas, la diferencia de estas con respecto de la fe es que estas primeras no gozan de la inmunidad ante nuestros juicio como lo goza la fe. La resulta pues algo pocas veces rebatido y un terreno donde no muchos se atrevan a dejar su mella.

¿Con cuanta frecuencia nos vemos cuestionando tan sagrado rincón de nuestra existencia? ¿nos hemos preguntado nosotros mismos alguna vez en donde la linea de la convicción se diluye en la conveniencia y la bondad se sumergen en la obligación o la esperanza en la irracionalidad? ¿dónde la buena voluntad se transforma en neto afán de recompensa, en inversión o incluso herramientas de manipulación? ¿o donde el afán por a verdad degenera en herramienta de la dominación e instrumento para subyugar a otros a nuestras voluntades?

Pretendemos siempre respetar en todo caso las creencias de cada cual. No es nuestro propósito el destrozar a nadie; si no más bien dotarlos de las herramientas para avanzar hacia su libertad de espíritu. Debo advertir que esto es una crítica no a la fe en si misma sino a lo que muchos profesan como su fe, sin pretensiones de que esto constituya un misil que socave las creencias del lector, deseo pues que esta espina incida en el hasta que decida removerla por si mismo.

El síndrome de la pata de conejo


En mis peripecias en las unidades de transporte colectivo suelo toparme con toda clase de personas, entre estas uno de los muchos predicadores que es usual encontrarse me ha dejado marcada la expresión que titula esta sección. En uno de sus muchas charlas me llamo la atención lo que el definió como "el síndrome de la pata de conejo", refiriéndose al uso de expresiones como: "en el nombre de señor (dios)", "amen", "dios lo quiera", y otras. Expresiones usadas ampliamente por muchos como si de palabras mágicas o de la llamada a algún supeheroe se tratase, que esta a su servicio para resolver las situaciones más triviales que se viesen envueltos. No es que cuestione la valía o el poder de tales expresiones. Pero tal como todo recurso estoy en contra de su explotación de forma indiscriminada.

Tales usos de estas expresiones hacen que su valor para nosotros mismos se devalúe, tal como hace el valor nominal del dinero al aumentar la masa monetaria. Resulta pues a mi parecer una falta de respeto que intentemos recurrir a la divinidad en que creamos cada cual, para que resuelva problemas que estamos perfectamente capacitados para resolver por nuestra mano y de los que probablemente seamos enteramente responsables. Tenemos que dejar de ver a nuestra divinidad y fe como un amuleto.

No profesa a caso la doctrina cristiana el uso de nombre de dios de forma vana. Constituye de hecho uno de los preceptos de esta corriente religiosa. Intentemos pues el mostrar el debido respeto por tales cosas, aun cuando no compartamos la fe de otros.

La transferencia de responsabilidad


Existe otro síndrome que se encuentra ampliamente diseminado y que se deriva creo del recurrir al destino como explicación última a cosas que consideramos increíbles acontezcan a personas o en circunstancias que no lo merecen a nuestro juicio.

La biblia cita en el libro de Eclesiastes 9:11 lo siguiente:

Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

Es decir no por mas obras o méritos, por más aptos o diestros no existe tal atracción de la "suerte". En este sentido debo aclarar que no creo ni en el destino, ni en el azar, ni en la causalidad. De nodo que en este punto concuerdo con lo citado.

Una traducción del libro del tao cita:

Alabanzas y culpas causan ansiedad ... El objeto de la esperanza y el miedo está en tu interior.

Adjudicamos y transferimos responsabilidad sobre "x" o "y" asunto, a otros, al destino, la voluntad divina, el malo, etc. Despreciamos pues el gran de la libertad por las responsabilidades que conlleva el asumirla aun a nivel inconsciente.

Si no me equivoque es Pablo que instruye a los Filipenses sobre el modo de ver estas cosas cuando dice:

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Aprendamos pues lidiar con ello como dijo Job

¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?

El afán de retribución (la mal llamada inversión espiritual) 


Así como adjudicamos y transferimos las responsabilidades, intentamos también  jugar un poco con ello, al mejor estilo de una bolsa de valores, cuenta de ahorros o casino. Citas como "dios ama al dador alegre", "dando es como se recibe" o frases como "voy a sembrar"  y otras como "ponga a prueba a dios". Y las cito en referencia al uso que se dada a estas "palabras de petición", regularmente de bienes o las mal llamadas "bendiciones" que muchos esperan con ansia.

Quizá sea porque es mi costumbre siempre dudar de todo, lo cual me lleva siempre a intentar ver desde otra óptica las cosas. Aseveraciones como las anteriores ya vistas de forma objetiva nos llevan a creer que los favores divinos o la intervención divina puede ser ganada con mayor contribución monetaria, material y/o de otro tipo. Esto claro descarta la posibilidad de que sean dádivas o regalos. Suelo discrepar en este punto dado que tengo la firme convicción de que Dios - si existe - no necesita de nosotros y mucho menos de nuestro dinero. Parece un razonamiento lógico elemental que una entidad omnipotente no necesite de nada más que si misma y no se sienta obligada ni forzada por fuerza, voluntad u acción ajena alguna.

En todo caso no recibimos ya bastante:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,t y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 

Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Siento a veces que desestimamos aquello que son aun autenticas dádivas divinas, porque damos las cosas por sentado y anhelamos cosas efímeras.

 No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Para aquellos que piden a su deidad espero que sepamos bien si vale la pena lo que pedimos y si ya agradecen lo suficiente por lo que reciben.

El síndrome de la irracionalidad


Aunque la fe y la razón son dos son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto. Nunca he sido un racionalista y debo admitir que hay muchas cosas que escapan a nuestra razón. Pero es nuestra marcada tendencia -la humana- el confundir las cosas, confundimos la fe con dogmatismo y la razón con el ateísmo muchas veces. Olvidamos que el gran don de la libertad y el libre albedrío conlleva también la responsabilidad de velar por nosotros mismos y conducir nuestros caminos.

Cuando esperamos que con pedir se resuelvan problemas económicos que regularmente no hemos ganado nosotros mismos, o pedimos que alguien logre evadir la responsabilidad por algo que de hecho hizo, es como si cerráramos los ojos y nos lanzáramos al vacío sin ningún equipo esperando caer en un lugar blando.

Que razón nos lleva a lanzarnos, porque no lanzamos en primer lugar, y si lo hemos decidido porque lo hacemos sin equipo, sin previsión, sin pensar en las implicaciones. Nunca confundamos la fe con la carencia del sentido común, que parece hoy más que nunca un bien escaso.

Demos buen uso a aquellos dones que se nos han otorgados, sin esforzarnos continuamente por hacerlos entrar en contradicción. Esperemos que algún día podamos reconciliar la fe y la razón.

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